Consejos para alérgicos al polen y a los ácaros del polvo

cama ecologica

 

CONSEJOS PARA ALÉRGICOS AL POLEN Y A LOS ÁCAROS DEL POLVO

Artículo elaborado para Sopa Tóxica

 

La alergia es una enfermedad conocida desde la antigüedad, pero con un índice muy bajo hasta hace poco. En los últimos 50 años el índice de afectación ha aumentado un 470% hasta convertirse hoy en día en una de las enfermedades más comunes, que afecta a entre el 30 y el 40% de la población mundial. Por ejemplo, solamente en Euskadi hay más de 200.000 alérgicos al polen, que es el tipo de alergia más extendida, aunque las alergias alimentarias son quizá las que han crecido más rápidamente durante estos últimos años.

Los médicos e investigadores ambientalistas creen que este espectacular aumento de casos de alergia puede ser causado por la relación que nuestro cuerpo tiene desde hace muy pocas décadas con sustancias sintéticas (más de 100.000) que no existen en la naturaleza y para las que no estemos preparados para tratar. Aunque existe una predisposición genética, un alérgico probablemente no lo sería si las circunstancias ambientales no fueran las idóneas para que el problema se manifestase. Estas circunstancias son principalmente el gran aumento de sustancias tóxicas en el medio ambiente, que están presentes en grandes cantidades y afectan a nuestro cuerpo en un gran número al mismo tiempo, provocando reacciones adversas y enfermedades.

Las alergias más comunes son las alergias de tipo I, es decir, en las que la respuesta alérgica es inmediata al alergeno. Los alergenos pueden ser: pólenes, ácaros,  escamas de piel de animales, alimentos, moho, picaduras de insectos, etc. En la alergia tipo I están involucrados los anticuerpos IgE (Inmunoglobulina E). En este tipo de alergia nuestro sistema inmunitario responde erróneamente y de forma exagerada a la presencia del alergeno inflamando los bronquios, la garganta, la nariz y los ojos para defenderse de algo que cree que es una agresión. Especialmente en estas zonas es donde se libera una gran cantidad de histamina, entre otras sustancias, que es lo que provoca la inflamación. Las reacciones alérgicas pueden ser muy graves e incluso provocar la muerte si no se toman rápidamente contramedidas. Antihistamínicos y adrenalina o cortisona inyectadas son los más habituales.

En el caso del polen en concreto, el cambio climático hace que la primavera y el verano se alarguen, y esto junto con la contaminación hace que la respuesta alérgica sea más agresiva.

 

Síntomas

Los síntomas de las alergias al polvo y al polen pueden llegar a ser invalidantes porque el desgaste y estrés que sufre el cuerpo puede ser muy fuerte. La alergia al polen, por ejemplo, a menudo no permite descansar debido a que el polen retenido en la mucosidad de los bronquios y de la nariz se mueve y sigue provocando síntomas a nivel respiratorio y no deja dormir.

Las reacciones alérgicas al polen normalmente causan rinitis alérgica con estornudos, ojos llorosos y secreciones nasales o nariz congestionada. Síntomas similares pueden ser provocados por los ácaros del polvo durante todo el año, además de problemas respiratorios. El polen no sólo afecta en la primavera, hay que tener en cuenta que el calendario polínico muestra que estamos expuestos a diferentes tipos polen prácticamente durante todo el año. La época en la que tengamos reacciones alérgicas dependerá del polen al que seamos alérgicos.

Durante la infancia, la dermatitis atópica y las alergias a los alimentos son las predominantes durante los primeros años y más tarde aparecen las alergias respiratorias. Si la causa de la alergia se mantiene, puede conducir a una ampliación de la enfermedad y por ejemplo la rinitis alérgica puede convertirse en asma bronquial.

 

CONSEJOS PARA ALÉRGICOS AL POLEN

  • Ventilación hogar: No ventilar la casa a primera hora de la mañana, por la alta concentración de polen, ni cuando empieza a caer la temperatura por la tarde, ya que es cuando el polen en suspensión se empieza a depositar.
  • Purificadores de aire con filtros HEPA, que son capaces retener partículas de al menos 0,3 micras, aunque hay purificadores que pueden retener partículas de hasta 0,1 micras. De esta manera la cantidad de polen, ácaros y otros alérgenos presentes en la vivienda se reduce radicalmente. Si además los filtros tienen una etapa de filtrado de carbón activo, también reduciremos el humo de los coches, el humo del tabaco, el formaldehído, etc.
  • Al salir a la calle: llevar gorra (y pelo recogido si se tiene largo) y gafas de sol. De esta manera se evita que el polen se quede en el pelo y que entre en los ojos.
  • Al llegar a casa: peinarse (el polen se acumula en el cabello), cambiarse la ropa en una habitación separada, de manera que el polen no pase al resto de la casa y ducharse. Es muy importante cambiarse los zapatos en la entrada, ya que si no esparcimos el polen por toda la vivienda.
  • Ropa: Si es necesario se puede secar la ropa dentro de casa (con deshumidificador o secadora), de manera que no quede expuesta al polen si la tendemos.
  • Exteriores: Evitar las salidas al campo, parques o jardines durante la época de polinización.
  • Mascarillas: Las mascarillas son una buena solución para los alérgicos al polen, ya que evitan que el polen entre en las vías respiratorias y reducen o incluso evitan la medicación con antihistamínicos. No todas las mascarillas sirven, ya que el tamaño de algunos pólenes es especialmente pequeño, por lo que se deben buscar las más tengan más capacidad de filtrado para partículas.

 

CONSEJOS PARA ALÉRGICOS A LOS ÁCAROS DEL POLVO

Los ácaros que provocan alergia son una especie de ácaros microscópicos que se alimentan de las partículas que se van desprendiendo de nuestra piel a medida que ésta muere. Por este motivo uno de los hábitats preferidos por estos ácaros es nuestra cama, gracias al ambiente cálido y húmedo que nosotros mismos aportamos. La cama es el lugar donde es prioritario controlar la presencia de ácaros, ya que además pasamos en ella un tercio de nuestra vida en el momento en que somos más vulnerables, que es cuando dormimos.

  • Purificador de aire: Utilizar un purificador de aire con filtro para partículas HEPA para eliminar tanto los ácaros como las partículas de nuestra piel que los alimentan y cualquier otro alergeno presente en el ambiente. En el caso de limpiar con aspirador, también es aconsejable que tenga un filtro HEPA.
  • Productos antiácaros: Se pueden utilizar productos antiácaros que se añaden a la lavadora o que se rocían en la ropa de cama. Debe ser un producto de calidad, no tóxico y si puede ser derivado de productos naturales, como el árbol de Neem, por ejemplo.
  • Humedad: La humedad ambiental favorece la proliferación de ácaros, por lo que está recomendado mantener la casa con un grado de humedad por debajo del 60%. Son fáciles de encontrar deshumidificadores de cloruro cálcico, eléctricos o de bentonita (arcilla), por ejemplo.
  • Ropa: Lavar la ropa que volvamos a utilizar después de tenerla guardada durante un tiempo y hacerlo a altas temperaturas para eliminar los ácaros o lavarlas incluso con productos antiácaros.
  • Mascarillas: Utilizar mascarilla para partículas en el caso de tener que mover muebles, libros o cualquier cosa que haya podido acumular polvo.
  • Oxígeno: Los ácaros son muy sensibles a la falta de oxígeno, por lo que una buena manera de tenerlos a ralla es envasar al vacío los objetos en los que pueden encontrarse (ropa, almohadas, libros, discos, etc.) y que no se van a utilizar en un largo periodo de tiempo.
  • Ducha nasal: Las duchas nasales limpian las fosas nasales de alergenos, entre otras cosas, por lo que son muy útiles para las personas con alergia al polen y/o a los ácaros. Existen tazas específicas para hacer duchas nasales llamadas neti pots, que también están recomendadas si se está resfriado, congestionado o se tiene la nariz reseca.

 

CONTROL AMBIENTAL

Un consejo que nos ayudará a evitar los síntomas provocados por las alergias o a reducirlos al máximo es llevar un control ambiental en casa. El control ambiental consiste en poner medidas para evitar al máximo la exposición a tóxicos que podemos encontrar en nuestra propio hogar. Esto básicamente implica utilizar productos de limpieza, higiene y cosméticos ecológicos sin fragancia, beber agua purificada con filtros de carbón activo y hacer una alimentación ecológica. El control ambiental es muy beneficioso para los alérgicos y en países donde existe la especialidad de Medicina Ambiental lo recomiendan especialmente para personas con alergias y/o asma con excelentes resultados.

 

Artículo elaborado para Sopa Tóxica

 

 


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