La leche de vaca, cabra y oveja y nuestra salud

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LA LECHE DE VACA, CABRA Y OVEJA Y NUESTRA SALUD

 Artículo elaborado para Sopa Tóxica

 

Una de las más grandes innovaciones y ventajas que nos trajo el Neolítico fue, además de la agricultura, la ganadería. Esta revolución alimentaria -y social- nos permitió tener una fuente constante de carne y también de leche que contribuyó al aumento de la población humana y a la mejora de su calidad de vida. Cada población obtuvo la leche de los animales de su zona geográfica una vez domesticados. En la península los animales de los que se obtiene leche hasta hoy en día son básicamente cabras, vacas, ovejas y yeguas.  La leche es un alimento especialmente diseñado para las crías de los animales mamíferos, que se ajusta a sus necesidades alimentarias cuando son recién nacidas y tiene la proporción necesaria de agua, proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales que necesita cada especie.

La leche más consumida a nivel mundial es la de vaca (83%), aunque es algo relativamente nuevo para la mayor parte de los habitantes de la Península Ibérica, ya que las vacas lecheras que todos conocemos (principalmente frisonas) no se introdujeron hasta finales del siglo XIX o principios del XX básicamente en el norte de la Península, popularizando el uso de la leche de vaca. Hasta aquel momento, la leche que se consumía en la mayor parte de la Península Ibérica procedía principalmente de rebaños de cabras y ovejas. La gran cantidad de leche que produce una vaca hace que sea el animal más rentable de ordeñar y por lo tanto su leche es la que se nos ha enseñado que debemos consumir. La leche y sus derivados son alimentos cuestionables hoy en día, si no proceden de agricultura ecológica, debido a las prácticas de selección genética, la aplicación de hormonas y antibióticos en los animales y a la alimentación basada en piensos (normalmente con ingredientes transgénicos y/o soja) que se utiliza en las explotaciones ganaderas. Pero además hay que contar con los procesos de pasteurización y homogenización que se utilizan para eliminar patógenos, que provocan cambios no deseados en la leche como la eliminación de las enzimas que permiten la absorción del calcio, la destrucción de minerales coloidales que permiten absorber los nutrientes de la leche, la destrucción de las vitaminas A, C, B12 y B6 y la destrucción de las bacterias que nos son beneficiosas, lo que permite el crecimiento de otros patógenos, entre otros efectos.

 

Leche cruda

La leche que podemos encontrar en cualquier comercio convencional procede de animales alimentados en buena parte con piensos, normalmente con transgénicos. Además a estos animales se les da antibióticos que acaban en nuestro cuerpo generando problemas de salud como alergias o resistencia a los antibióticos.

La leche cruda es la que sale directamente del animal antes de pasteurizar, homogeneizar ni tratarla de ninguna manera. Es la mejor leche, sino la leche real o “leche viva”. La leche cruda mantiene intactos todos los nutrientes, ya que no se ha pasteurizado ni homogeneizado y en el caso de ser ecológica, la alimentación del ganado y el no uso de medicamentos en los animales ofrece unas garantías de calidad y de nutrición mucho más altas que las de la leche convencional. Aunque existe una legislación a nivel europeo sobre la venta de leche cruda y se pueden encontrar de manera relativamente fácil derivados de leche cruda, como el queso, aún es bastante difícil encontrar productores o empresas dedicadas a la venta de leche sin tratar. Lógicamente, para estas empresas es más rentable vender un producto con una fecha de caducidad más larga, lo que reduce mucho la merma. Gracias a la tecnología de que disponemos actualmente ya no debería ser necesario pasteurizar la leche, lo que nos proporcionaría productos de la mejor calidad con todos sus nutrientes intactos.

Antes de los procesos industriales de tratamiento de la leche, la leche cruda era incluso tratada como un medicamento con el que se realizaban curas basadas la capacidad de desintoxicación de la leche (conocida ya por Hipócrates) y su gran capacidad nutritiva. Estas curas con leche cruda se utilizaban, por ejemplo, en la Clínica Mayo de EE.UU. en los años 20 contra enfermedades del sistema nervioso, tuberculosis, enfermedades cardiovasculares y renales o hipertensión con resultados muy positivos.

Más información sobre la leche cruda en Real Milk

 

Lactosa

La lactosa, presente en todas las leches, puede plantear un problema de intolerancia a algunas personas con deficiencia, que no falta, de la enzima lactasa, encargada de la digestión de la lactosa. Esta deficiencia es muy común en la edad adulta, ya que se supone que ya no debemos alimentarnos de la leche materna. Debido a no tener una cantidad suficiente de estas enzimas, la leche, y especialmente la de vaca, puede ser realmente indigesta para algunas personas y provocar problemas digestivos y otros problemas derivados. La mejor solución entonces es consumir productos lácteos fermentados, a ser posible de leche cruda. En estos productos, gracias al proceso de fermentación, la lactosa se convierte en ácido láctico, de manera que cuanto más curados estén, menos presencia de lactosa tendrán.

Algunas personas con intolerancia a la lactosa, pueden tolerar lácteos derivados de cabra y oveja.

 

Calcio

Hoy en día existe una gran preocupación por nuestros huesos, especialmente entre la población femenina debido a la creciente epidemia de osteoporosis. La leche de vaca se nos vende como la fuente de calcio más importante en nuestra alimentación, pero lo cierto es que la leche de cabra tiene un 20% más de calcio que la de vaca y la de oveja un 80%. Tampoco se tiene en cuenta que debido a la pasteurización de la leche se eliminan algunas enzimas de la leche, entre ellas la fosfatasa, que permite al organismo absorber el calcio de la leche. Lo cierto también es que por si solo el calcio no se sabe colocar en los huesos y necesita de las vitaminas D (la conseguimos simplemente exponiéndonos al sol) y K (presente en verduras de hoja verde como espinacas, acelgas, col o lechuga), magnesio (presente en espinacas, acelgas, semillas de calabaza y girasol, almendras, etc.) y de algo de ejercicio físico (algo tan simple como caminar 30 minutos al día) para ser absorbido y fijado en el tejido óseo. En caso contrario, el calcio puede llegar a ser un problema e incluso provocar calcificaciones. Como las vacas, cabras y ovejas no toman leche cuando son adultas, comen pasto o brotes para conseguir el calcio. Nosotros, si queremos, también podemos obtener el calcio de las verduras de hoja verde.

 

Leche de vaca

Aunque la leche de vaca es la más popular, básicamente por el rendimiento que tiene una vaca (puede llegar hasta a 50-60 litros por día), puede provocar una serie de problemas de salud, especialmente cuando se somete a procesos de pasteurización y homogenización.

La leche vaca es difícil de digerir debido al gran tamaño de sus glóbulos, que son muy grandes debido a una proteína llamada aglutinina. Esto hace que a nuestro sistema digestivo le cueste mucho romperlos para su posterior absorción, por lo que es normal que la leche de vaca no nos siente demasiado bien. Para las personas que han identificado este problema estaría recomendado tomar leche de cabra o de oveja, que son mucho más fáciles de digerir o también tomar leche cruda de vaca, ya que el hecho de tomar la leche todavía “viva” hace que sea mucho más digerible.

La leche de vaca aumenta la secreción de mucosidad:

La creencia popular de que la leche aumenta las mucosidades es una verdad a medias, ya que solo son algunos tipos de raza de vaca las que provocan este problema. Las razas  frisona y Holstein, las más extendidas en la Península, producen en demasía un tipo de proteína en su leche (Beta-CM-7) que es un opiáceo. Esta proteína puede estimular la secreción de mocos en nuestros tractos digestivos y respiratorios, lo que puede empeorar los problemas respiratorios. Esta proteína también está implicada en la diabetes de tipo 1, enfermedades autoinmunes y cardíacas. Por este motivo sería una gran cosa que los productores de leche especificaran qué vacas producen su leche, ya que existen otras razas –Jersey, Guernsey, las asiáticas y las africanas- que no producen este tipo de proteína, pero no son tan rentables debido a su menor producción.

La leche de cabra y oveja tampoco tienen este tipo de proteína, por lo que no aumentan la secreción de mucosidad.

Si toleramos bien la leche de vaca, ésta nos puede aportar muchos nutrientes pero solo en el caso de que esté alimentada con pasto. Por ejemplo, nos aporta el ratio correcto de omega 6 y omega 3 (1:1). También ofrece una mayor cantidad de vitamina E y vitamina A (por eso tiene un color amarillento) que la leche de vacas alimentadas con cereales y/o soja.

 

Leche de cabra

La leche de cabra se digiere con más facilidad que la de vaca debido a que sus glóbulos de grasa son mucho más pequeños, ya que no tiene aglutinina y por lo tanto, son mucho más fáciles de romper por nuestro sistema digestivo. También influye en la mejor digestión el tipo de grasa, ya que la leche cabra tiene un 50% más de triglicéridos de cadena media (los mismos que tiene el aceite de coco virgen) que la de vaca y que son fácilmente asimilables. Estos triglicéridos son, además, una gran fuente de energía por que estimulan el metabolismo y también reducen el tamaño de las células adiposas de nuestro cuerpo así como los niveles de colesterol. Es una leche muy similar a la leche humana, lo que la hace indicada para las fórmulas para bebés en caso de tener que sustituir la leche materna.

La leche de cabra también tiene la capacidad de facilitar la metabolización del hierro y el cobre en nuestro organismo y la leche cruda de cabra se utiliza en algunas culturas para tratar problemas del sistema nervioso por su alto contenido en sodio, potasio y magnesio y por que alcaliniza nuestro organismo, lo que reduce la posibilidad de que virus, hongos y bacterias puedan proliferar.

Si podemos conseguir leche de cabras que comen pasto podremos obtener de la leche ácido linoleico, un potente anticancerígeno, así como un nivel más alto de vitaminas A y D y de vitamina K2, que previene la caries, protege los vasos sanguíneos de calcificaciones, placas e inflamación y aumenta la capacidad de aprendizaje, algo muy importante en los niños. Para que la leche sea certificada como ecológica, un porcentaje muy alto de la alimentación de los animales de debe de ser pasto.

 

Leche de oveja

La mayoría desconocemos la leche de oveja, aunque conocemos el queso manchego, cuyo sabor característico y textura grasa lo da este tipo de leche.

La leche de oveja se digiere igual de bien que la de cabra gracias a que también contiene un alto contenido en triglicéridos de cadena media, pero supera a leche de vaca y de cabra en su contenido en nutrientes, por lo que es una alimento excelente. Tiene hasta el 80% más de calcio que la leche de vaca y hasta el doble de materia grasa y proteínas que la leche de cabra. También contiene mucha más cantidad de vitamina A, D y E. También es mucho más rica que las leches anteriores en ácido fólico, vitamina C y sobre todo B1 y B2.

 

¿Qué leche tomar?

Siempre que nos sea posible deberemos escoger leche cruda ecológica con las suficientes garantías sanitarias, aunque aún es difícil encontrarla en la Península Ibérica. Podemos optar por derivados lácteos de leche cruda, como el queso, que además tendrán un contenido en lactosa mínimo.

Si no nos es posible obtener leche cruda con garantías, lo mejor son leches pasteurizadas enteras y ecológicas, ya que esto nos asegura que no contendrán restos de antibióticos, hormonas y que la alimentación de los animales ha sido alta en pasto, así como que no se los ha sobreexplotado.

La leche ecológica de oveja es la que nos ofrecerá más nutrientes, seguida de la leche de cabra y en último lugar la de vaca, porque además tiene el problema que es menos digerible y provoca más problemas digestivos.

 

Artículo elaborado para Sopa Tóxica

 

 

 

El coco: nutrición, salud y cosmética

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EL COCO: NUTRICIÓN, SALUD Y COSMÉTICA

Artículo elaborado para Sopa Tóxica

El coco es uno de los elementos básicos en la cocina y la cultura de los países tropicales. Se supone su origen en el Pacífico desde donde se extendió a Centroamérica. Llegó a la cultura occidental con los primeros conquistadores españoles y portugueses del siglo XVI. Pigafetta, el cronista del viaje de Magallanes y Elkano, explica en su llegada a la isla de Guam que dos cocoteros pueden alimentar y dar de vestir a toda una familia indefinidamente. El coco es uno de los factores que explican la buena salud general y dental en particular de los habitantes de los trópicos, donde el coco es la principal fuente de energía y su aporte nutricional a estas poblaciones es impresionante.

Hoy en día el cocotero es el tipo de palmera más cultivada y de los cocos se aprovecha todo. Las fibras para confeccionar tejidos y fertilizante ecológico, la pulpa y el agua en la industria alimentaria y cosmética y la corteza del coco para producir energía o carbón activo para plantillas antiolor y purificadores de aire.

A continuación trataremos 3 de los productos alimentarios derivados del coco: el agua de coco, la leche de coco y el aceite de coco. Para que sean realmente beneficiosos, todos ellos deben proceder de cocos ecológicos certificados para asegurarnos que no se han cultivado utilizando pesticidas ni fertilizantes y además el aceite debe ser virgen.

 

AGUA DE COCO

El agua de coco se obtiene de los cocos todavía verdes. Cuando el coco está verde su interior está lleno de una sustancia gelatinosa que a medida que el coco madura se convierte en la pulpa blanca del coco y en agua de coco. El agua de coco está compuesta en un 95% de agua y además es:

  • Rica en vitaminas naturales (vitaminas del grupo B), minerales, oligoelementos (incluyendo zinc, selenio, yodo y manganeso).
  • Contiene aminoácidos, ácidos orgánicos, enzimas y antioxidantes.
  • Baja en calorías y azúcares y casi no contiene grasa.
  • Es la fuente más importante de citoquinas (hormonas vegetales) que son anticancerígenas, reducen el envejecimiento celular y previenen los trombos.

Bebidas isotónica: Las características anteriores y el alto contenido en electrolitos (iones) convierte al agua de coco en la alternativa realmente sana a las bebidas isotónicas convencionales, que tienen el problema de estar cargadas con colorantes, conservantes y otros aditivos químicos. Por este motivo también es muy beneficiosa para los enfermos del corazón o con hipertensión. La mejor opción después de hacer ejercicio, si sudamos demasiado debido al calor o incluso en caso de deshidratación es el agua de coco.

El agua de coco es muy compatible con nuestro organismo debido a que tiene una composición muy similar a nuestro plasma sanguíneo. De hecho muchos médicos de zonas tropicales con pocos medios la han aplicado durante años a sus pacientes por vía intravenosa, ya que al salir del coco, el agua es totalmente estéril y está cargada con una gran cantidad de nutrientes.

Debido a que favorece la desintoxicación del cuerpo está recomendada que la tomen personas que reciben quimioterapia o que necesiten eliminar tóxicos del organismo. Además es una buena alternativa a la leche de origen animal para los alérgicos o intolerantes a la lactosa y para los vegetarianos.

 

ACEITE DE COCO

El aceite de coco se extrae a través del prensado de la pulpa de coco y es casi en su totalidad ácidos grasos saturados. Se solidifica por debajo de los 23ºC, lo que le da un aspecto de manteca. El aceite de coco que trataremos a continuación es el aceite de coco virgen, ya que el aceite de coco refinado ha perdido varios de sus nutrientes en el proceso de refinado, durante el cual además se ha tratado con sustancias químicas. Como en el caso del agua y la leche coco, deberemos escoger siempre el aceite de coco virgen ecológico certificado.

Varios estudios y observaciones de poblaciones del Pacífico Sur que consumen aceite de coco virgen dieron como conclusión que las enfermedades cardiacas tenían un índice bajísimo y que no existe evidencia de que el consumo de aceite de coco tenga un efecto dañino en estas poblaciones.

Lo que hace que el aceite de coco virgen sea beneficioso para nuestra salud es que hasta el 90% son ácidos grasos saturados de origen natural, a diferencia de los que habitualmente comemos, que son aceites vegetales convertidos a saturados artificialmente (los llamados aceites hidrogenados o grasas trans asociados a la obesidad y los problemas cardiovasculares). Al contrario que este tipo de grasas hidrogenadas, el aceite de coco virgen aporta salud al corazón, ayuda a disminuir el colesterol (disminuye el “colesterol malo” LDL y aumenta el “colesterol bueno” HDL), estimula el sistema inmunológico, aporta energía de forma inmediata (ideal si se practica deporte), promueve la pérdida de peso y favorece el buen funcionamiento de la tiroides.

Una buena parte de los ácidos grasos que tiene el aceite de coco son triglicéridos de cadena media que se convierten en energía rápidamente, como pasa con los azúcares, pero sin producir picos de insulina, por lo que es muy útil para los diabéticos que necesitan una buena fuente de energía pero no pueden consumir azúcares y además puede ayudar a regular los niveles de azúcar. Estos triglicéridos también estimulan el metabolismo, lo que facilita la perdida de peso, la perdida de grasa y la estimulación de la tiroides, siendo ideal para personas con hipotiroidismo. Además el aceite de coco virgen es beneficioso para un buen funcionamiento del sistema digestivo, ya que ayuda a digerir y absorber adecuadamente los alimentos que comemos y es especialmente adecuado en casos de candidiasis, síndrome del intestino irritable, colitis ulcerosa, gastritis, diverticulosis y estreñimiento.

Durante el último año se ha comenzado a contemplar la posibilidad de que el Alzheimer sea un tipo diferente de diabetes en la que las células del cerebro no son capaces de utilizar la glucosa del riego sanguíneo. La solución es introducir en la dieta aceite de coco virgen, rico en triglicéridos de cadena media, que permiten a las células del cerebro tener un combustible alternativo al azúcar y mejorar su funcionamiento. El proceso degenerativo del Alzheimer se interrumpe o incluso se revierte, aunque todavía no hay estudios clínicos sobre esto, solo la esperanza es simplemente brutal.

Otra cualidad sorprendente del aceite de coco es que contiene hasta un 50% de un tipo de aceite llamado ácido láurico, que en el cuerpo se convierte en monolaurina. Esta sustancia forma parte de la leche materna humana y es el monoglicérido antiviral, antibacteriano y antiprotozoario utilizado por el cuerpo humano para destruir los virus recubiertos de lípidos tales como el herpes, citomegalovirus, gripe y varias bacterias patógenas, incluyendo Helicobacter pylori.

El aceite de coco virgen es excelente para cocinar, siempre y cuando sea ecológico certificado. Es una buena alternativa a la mantequilla, perfecto para añadir a sopas, arroz, ensaladas y pasta y para cocinar todo tipo de platos. En concreto es el mejor aceite para freír debido a que sus moléculas son mucho más estables que la de cualquier otro aceite por lo que es menos perjudicial para la salud.

Si se quiere introducir aceite de coco virgen en la dieta, es importante comenzar poco a poco, especialmente las personas con problemas de salud, porque pueden aparecer algunos efectos de desintoxicación ya que el aceite de coco virgen es antibacteriano, antimicótico y antiviral. Además, mucha gente está acostumbrada a una alimentación baja en grasas y el cuerpo necesita un tiempo para adaptarse a consumir más grasas. Como orientación, se recomienda empezar con 1 cucharadita al día añadida a las comidas e ir aumentando lentamente hasta un máximo de unas 3 cucharadas soperas de aceite de coco virgen al día.

Aceite de coco y cosmética

El aceite de coco es uno de los más usados en cosmética para el cuidado de la piel y el cabello debido a sus grandes propiedades y a su cantidad de nutrientes. Además los tensoactivos derivados del coco se utilizan para elaborar detergentes ecológicos y jabones de cosmética natural ya que son eficientes pero suaves y delicados con la piel.

Algunos de los principales usos del aceite de coco virgen en cosmética son:

  • Aplicado en el pelo como aceite de prelavado le proporciona nutrientes, brillo y suavidad.
  • Sobre el cuero cabelludo y masajeándolo durante 10-15 minutos mantiene el cuero cabelludo libre de caspa y favorece el crecimiento del pelo.
  • Usado en la piel previene la aparición de arrugas y manchas que provoca la edad e incluso puede hacer desaparecer la manchas que ya tenemos.
  • Hidratante facial intensiva de noche.
  • Desmaquillador de ojos.
  • Crema corporal intensiva.
  • Mezclado con manteca de karité para una loción corporal suave.
  • Crema hidratante de manos intensiva.
  • Aceite de masaje.
  • Para prevenir estrías durante el embarazo.
  • En las cutículas para ayudar a crecer las uñas.
  • Aplicado en el cuerpo tiene un factor protección solar de 4 y además favorece el bronceado.
  • Mezclado con hierba gatera, aceite esencial de romero o menta como un repelente natural de insectos.

Gracias a su capacidad antibacteriana y antiinflamatoria se puede utilizar:

  • Aplicado en la piel hace que se cicatrice más rápido (quemaduras, heridas, quemaduras de sol, etc.).
  • Como aceite de pre-afeitado.
  • Como after-shave.
  • Como desodorante.
  • Como crema de pañal para los bebés.
  • Solo o mezclado con bicarbonato como dentífrico y blanqueador dental.
  • Puede ayudar a mejorar el acné cuando se usa sobre la piel regularmente y en especial si además se consume.
  • Puede aliviar el dolor de las hemorroides cuando se usa tópicamente.
  • Puede reducir el picor de las picaduras de mosquitos.

 

LECHE DE COCO

La leche de coco es cremosa  y se hace moliendo la pulpa o carne del coco maduro a la que se le añade agua para diluirla. Después se filtra a través de un paño o un colador para separar el agua de la pulpa. En algunos casos se repite el proceso con la misma pulpa, así que se pierden nutrientes por el camino, por lo que lo mejor es escoger leche de coco lo más viscosa posible, ya que esto indicará que no ha sido  excesivamente filtrada.

Se puede beber como la leche animal, pero se utiliza sobre todo para cocinar. La podemos utilizar para sustituir la crema de leche o la nata para cocinar, por ejemplo, además de para beber. Es un buen sustituto a la leche de origen animal y aunque contiene menos proteínas, se digiere mucho mejor debido al tipo de grasa que contiene. Es una buena alternativa para los alérgicos o intolerantes a la lactosa y para los vegetarianos.

Como el aceite de coco, es rica en ácidos grasos saturados naturales, por lo que aporta mucha energía y en concreto es rica en triglicéridos de cadena media que son diferentes de los triglicéridos de cadena larga, que son los que los médicos recomiendan que se eviten. Los triglicéridos de cadena media son capaces de reducir las acumulaciones de grasa de nuestro cuerpo y se digieren muy fácilmente.

Además la leche de coco contiene antioxidantes y es muy rica en minerales que están involucrados en la mineralización de los dientes y los huesos y vitaminas del grupo B. Tiene la ventaja de que es baja en azúcares.

Receta para hacer leche de coco:

  1. Calentar el agua sin dejar que hierva. Se necesitan entre 1,5 y 2 partes de agua por una de coco seco rallado o en copos.
  2. Agregar el coco rallado o el coco en copos y el agua en la batidora y batir a velocidad máxima varios minutos hasta que se espese y tenga una textura cremosa.
  3. Verter a través de un colador para filtrar la pulpa de coco, por una estameña o por un paño para separar el agua de la pulpa. Hay que extraer el agua de la pulpa retorciendo el paño.

La leche de coco se debe beber de inmediato o guardarla en la nevera. Está recomendado consumirla dentro de los 3 o 4 días siguientes.

 

CONCLUSIÓN

Cómo hemos visto las propiedades del agua, la leche y el aceite de coco hacen que sean unos alimentos muy a tener en cuenta si queremos mejorar nuestra salud. Lo más importante que debemos tener en cuenta si nos decidimos a tomar agua, leche o aceite de coco es que deben proceder de cocos ecológicos certificados y el aceite de coco debe de ser virgen. Los cultivos intensivos convencionales de coco requieren un gran uso de pesticidas y fertilizantes que no solo perjudican nuestra salud, sino que destrozan los ecosistemas donde se encuentran estas plantaciones.

Artículo elaborado para Sopa Tóxica

 

INFORMACIÓN ADICIONAL

Aceite de coco ecológico virgen en Pure Nature

Agua de coco ecológica en PureNature

Leche de coco ecológica en Pure Nature

 

Azúcar, edulcorantes y salud

AZÚCAR, EDULCORANTES Y SALUD

Artículo elaborado para Sopa Tóxica

 

La caña de azúcar ya se consumía al menos desde hace 5.000 años, pero no es hasta hace 2.600 años cuando se comercializa al azúcar cristalizado, como hoy en día lo conocemos. Es un producto originario de la India que ya era conocido por romanos y griegos gracias a los persas y más tarde las invasiones árabes de la Edad Media introdujeron el cultivo de la caña en la mediterránea. Pero realmente no es hasta la Edad Moderna cuando su uso se populariza y arraiga totalmente en la población europea, gracias a la creación de plantaciones en los trópicos que permiten el acceso al azúcar a la mayoría de la población.

El azúcar ha sido un alimento de gran utilidad en el pasado y con un gran potencial económico a partir del que se crearon conflictos para controlar su comercio y cuya producción a partir de la caña de azúcar fue una de las causas de la explotación de esclavos africanos, especialmente durante los siglos XVIII y XIX. En aquel momento el azúcar no solo permitió la preparación de dulces y la conservación de ciertos alimentos, sino que también aportó buena parte de las calorías necesarias a la población europea mal alimentada de la Revolución Industrial, del siglo XIX e incluso de buena parte del siglo XX.

El propio control de la producción y de las rutas comerciales del azúcar son el motivo de la existencia de las dos fuentes de azúcar que hoy en día explotamos: la caña y la remolacha azucarera. La remolacha se empezó a explotar como fuente de azúcar finales del siglo XVIII, cuando Prusia y especialmente Francia necesitaban una fuente de azúcar que, como la caña, no estuviera controlada comercialmente por Inglaterra, que dominaba las rutas marítimas comerciales y parte de la explotación de caña.

 

PROBLEMA

Pese a su utilidad en el pasado, el azúcar que consumimos hoy aporta más problemas que ventajas, ya que es azúcar refinado y se compone únicamente de sacarosa (disacárido formado por una molécula de fructosa y una de glucosa) y son calorías vacías, sin nutrientes. A esto hay que añadir que hoy en día el consumo de azúcar es excesivo y normalmente innecesario. Su consumo mundial se ha triplicado en los últimos 50 años y se ha convertido en un verdadero problema de salud. Varios estudios demuestran que la pandemia de obesidad que sufrimos hoy en día no está provocada por la ingesta de grasas, que casi no ha aumentado, sino por la ingesta de azúcares. El problema es realmente grave y según el Dr. Robert Lustig, profesor de endocrinología infantil de la Universidad de California, incluso está provocando una epidemia de obesidad en niños de 6 meses a escala mundial.

En un primer momento, después de tomar azúcar nuestro cuerpo lo absorbe muy rápidamente haciendo que tengamos una sensación de euforia debido a que nos hace subir rápidamente el nivel de adrenalina y de endorfinas (hormonas que dan sensación de placer), haciendo que actúe como una droga excitante, lo que puede provocar comportamientos adictivos como los de cualquier droga excitante. Es importante entonces tener cuidado cuando se toma azúcar, y especialmente con los niños, que pueden ver alterados su metabolismo y su capacidad de aprendizaje y concentración e incluso su comportamiento, algo que les puede influir para el resto de su vida.

Más tarde, es el hígado es quien se encarga de metabolizar todos los azúcares que no son glucosa y parte de la glucosa convirtiéndolos en grasa (el resto de glucosa se metaboliza en las células donde se convierte en energía). Este proceso puede acabar provocando obesidad si la ingesta diaria de azúcar es muy grande y continuada. Con la obesidad y el consumo de azúcar continuado se puede acabar padeciendo resistencia a la insulina y como consecuencia diabetes y problemas cardiovasculares.

Aparte de estas consecuencias, otros de los principales problemas que causa el consumo excesivo de azúcar son, aparte de las evidentes caries:

  • Inhibición del sistema inmunológico.
  • Facilitar la aparición de candidiasis.
  • Facilitar el crecimiento del cáncer proporcionándole una fuente de energía. Los tumores crecen mucho mas rápido que las células sanas y, por lo tanto, necesitan mucha más energía que estas.
  • Interfiere en la absorción del calcio y del magnesio.

 

ALTERNATIVAS

Antes de que el consumo de azúcar se popularizara en Europa, los alimentos se endulzaban con miel. En aquel momento histórico sí era recomendable el consumo de azúcares como la miel, ya que la población europea estaba lejos de ser una población sobrealimentada como la de hoy en día, por lo que la miel era un gran aporte de energía, entre otros beneficios. Hoy en día lo ideal sería no consumir ningún tipo de azúcar, aún así, si se desea consumir dulce, el mercado nos ofrece algunas alternativas, algunas de ellas artificiales, que no son agua de la fuente como se debería suponer de una sustancia utilizada en la industria alimentaria, las menos recomendadas son:

Sacarina E954: Aumenta el riesgo de cáncer. Está prohibida en Canadá y Francia y está obligado indicar que es peligrosa para la salud en EE.UU. Es fácil encontrarla en bebidas light y productos sin azúcar.

Aspartamo E951: Consumido en exceso puede provocar problemas intestinales, convulsiones, coma, tumores cerebrales y ceguera. También es común en las bebidas light y los productos sin azúcar.

Siempre es mejor consumir productos alternativos al azúcar que sean naturales y, si es posible, procedentes de agricultura ecológica. Algunas de las alternativas naturales al azúcar refinado pueden aportar maltosa o fructosa, por ejemplo, además de aportar algunos nutrientes como vitaminas o minerales. Algunas de ellos son:

Miel: Es quizá la mejor alternativa, ya que contiene aminoácidos, antioxidantes, vitaminas y minerales que la hacen útil para nuestra salud. También se puede aplicar sobre heridas o quemaduras, ya que es antiséptica. Contiene sacarosa, maltosa, pero sobre todo fructosa.

Melaza o miel de azúcar: Es el jugo de la caña de azúcar antes de pasar por el proceso de cristalización. Contiene una buena cantidad de vitaminas y de minerales, hierro y magnesio.

Sirope de savia o sirope de arce: Contiene principalmente sacarosa. El arce es un árbol originario de Norteamérica del que se extrae su savia para producir sirope. Aporta potasio, magnesio, calcio, manganeso, zinc, vitamina A y varias vitaminas B. Existen 3 grados, el mejor es el de grado C.

Sirope de arroz: Sus azúcares principales son la maltosa y la maltotriosa. Contiene además magnesio, potasio y varias vitaminas B. Se produce por fermentación.

Sirope de agave: El agave es una planta del tipo pita originaria de México. El sirope que se extrae de ella es muy rico en fructosa. Su principal propiedad es que estimula el crecimiento de la flora intestinal.

 

STEVIA

La mejor alternativa al azúcar es la Estevia, que no contiene ningún tipo de azúcar. La stevia es una planta de origen sudamericano utilizada por los indios como edulcorante y que se ha hecho muy popular en los últimos años porque además aporta muchos beneficios a nuestra salud. La hojas de estevia endulzan 30 veces más que el azúcar y el extracto es hasta unas 300 veces más dulce que este.

Se puede cultivar fácilmente en cualquier terraza o maceta que tengamos en casa, pero también se puede encontrar fácilmente en herbolarios. En diciembre de 2011 los componentes principales de la Stevia fueron aprobados en la Unión Europea como aditivos alimentarios. Tomada cruda o en infusión la stevia regula el nivel de azúcar en sangre, por lo que además de ser una alternativa para los diabéticos, les facilita la vida. La stevia, además:

  • Es antioxidante, antiinflamatoria y anticancerígena.
  • No aporta calorías
  • No provoca caries.
  • Reduce la tensión arterial, es diurética, reduce el colesterol y los triglicéridos.
  • Regula el sistema digestivo.

 

Si queremos reducir la cantidad de azúcar que entra en nuestro cuerpo es importante tener en cuenta que no somos conscientes de buena parte del azúcar que consumimos por que puede ser en forma de diferentes azúcares que formen parte de la composición de alimentos procesados, por lo que es conveniente revisar las etiquetas para saber qué es lo que comemos bajo nombres como fructosa, dextrosa, maltosa, sacarosa o simplemente azúcares.

 

Artículo elaborado para Sopa Tóxica